domingo, 10 de noviembre de 2013

Te echo de menos.

Y hoy miro al cielo en busca de tu estrella,
te busco en lo más alto que es donde ahora estás.
A pesar del tiempo, a pesar de que no llegué a sentir tu abrazo,
fuiste de los mejores amigos que he tenido en mi vida.
Siempre que te necesité, allí estuviste.
Siempre que necesité tu consejo, me lo diste.
Siempre que necesité reírme, no paraste de hacer el tonto hasta sacarme una risotada.
Siempre que necesité música para motivarme, me hacías una lista enorme de canciones.
Siempre que necesité desahogarme, allí estuviste.
Hoy miro al horizonte y miles de recuerdos aparecen en mi mente,
empezar con un simple "hola, encantada de conocerte" y acabar hablando todos los días,
empezar con timidez y acabar diciendo la confianza da asco,
empezar con una momentánea sonrisa y acabar con una permanente.
Tu partida fue dura y triste, la herida que me produjo siempre me duele,
es continuo y persistente, pero ha cicatrizado, duele menos que el ayer,
dolerá más que el mañana.
De ti aprendí mucho, fuiste mi mayor mentor.
Aprendí a no rendirme, ni a sentir vergüenza al cantar, aprendí a luchar por todo aquello
que es, fue y siempre será importante para mí, aprendí que mi meta será ser feliz y que
nada ni nadie podrá arrebatarme ese derecho, aprendí que valor más preciado que tenemos
es nuestra sonrisa, pero sobre todo a ser fiel a mí misma.
Hoy quiero agradecerte todo lo que siempre has hecho por mí, fuiste de los grandes y te
prometo una cosa, que jamás te olvidaré, ni a ti, ni a todo lo que me has enseñado.
Te quiero amigo mío.


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